Hacia atrás el silencio.
Desde ese negro profundo, absoluta calma, una luz lateral construye los objetos. No siendo posible ver en esa profundidad tenemos que el espacio se viene hacia fuera, al espectador.
Como protagonista fundamental de la obra una luz lateral contraria hace emerger esos objetos de la oscuridad y realza las calidades, los colores y los volúmenes.
Las sugerencias a la circunstancia temporal surgen aludiendo a lo que fue, las latas y las botellas están vacías, pero paradójicamente el título insinúa lo que vendrá.
Es una composición muy calculada. De tal manera que los elementos se descolocan lo justo como para, sin perder el necesario equilibrio, se compensen entre ellos. En esta relación el recurso a la sección aúrea asegura la interdependencia entre ellos.
Como en una balanza las botellas hacen de eje y el peso de la lata roja tendida, con su vacío, compensa a la otra lata vertical.